Aunque no es una técnica nueva, el galvanizado se sigue utilizando con la misma finalidad: evitar la corrosión de piezas metálicas. Esta técnica se ha utilizado desde hace cientos de años, en respuesta al efecto que tiene la humedad ambiental en los metales: la corrosión. Este efecto ocasiona que haya un cambio químico o electroquímico en los metales, haciendo que se conviertan hasta llegar a un estado mineral. El galvanizado evita este proceso, que favorece también a piezas mecanizadas.
¿En qué consiste el galvanizado de piezas metálicas?
Básicamente lo que se hace es someter las piezas de acero a un tratamiento de zinc fundido. Esta cubierta ayudará a evitar que sufran los efectos de la corrosión pero, al mismo tiempo, les conferirá a las piezas una mayor resistencia e incluso al efecto de la abrasión. No se trata de un proceso de zincado, que es una técnica diferente y que utiliza diferentes normas UNE.
Cabe destacar que existen tres tipos de galvanizado en piezas metálicas, ya sea por inmersión, que es muy común, pero también puede ser en caliente o al fuego. Esto es, que se someten las piezas en zinc fundido a unos 450 °C hasta obtener un recubrimiento de por lo menos 7 micras, pero que puede llegar hasta las 200 micras, dependiendo del uso y la norma utilizada. Esta cubierta le confiere dureza a zinc además de resistencia a la corrosión y a la humedad. Por supuesto, el proceso de galvanizado puede aplicarse a piezas mecanizadas, con la finalidad de que también adquieran estas propiedades.
Tipos de galvanizado de piezas mediante zinc
Zincado. También conocido como galvanización en frío, se refiere a la aplicación de pintura de polvo de zinc a una determinada pieza o mecanizado. También se aplican resinas. Cabe señalar que este tipo de galvanizado es menos resistente y la protección catódica que ofrece es poca. Sí puede ser resistente a la corrosión, pero es necesario que la cantidad de zinc presente sea de por lo menos 95 %.
Galvanizado en caliente. Este proceso de galvanizado de piezas mecanizadas y de otro tipo, es mucho más resistente que el anterior. Consiste en un proceso de inmersión en un baño de zinc fundido. Para ello debe de prepararse la superficie para garantizar su eficacia y durabilidad, desengrasando la pieza, decapándola con ácidos y finalmente, realizando fluxado. Esto es, con la aplicación de una solución de cloruro de amonio y zinc para eliminar óxidos y ofrecer una capa protectora. Finalmente, se realiza la inmersión en un baño de zinc fundido.
Por supuesto, es necesario realizar este proceso cuidadosamente, garantizar que se haya realizado bien y eliminar el exceso de zinc. Son varios los pasos requeridos al realizar la reacción metalúrgica, desde la preparación de la superficie, hasta el enfriado e inspección de la pieza. Los beneficios del galvanizado van desde la durabilidad de la pieza, no requerir mantenimiento, hasta la versatilidad, manejabilidad, compatibilidad y rapidez.
Umesal: galvanizado de piezas metálicas
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